viernes, 30 de noviembre de 2007

Huyendo hacia delante

Existen, por ruidosos, quienes dicen que Zapatero está dividiendo a la sociedad española por sus contactos con ETA, la venta de Navarra, el nuevo Estatuto catalán, la ley reguladora de los matrimonios entre personas del mismo sexo, la Educación para la Ciudadanía, además de por la aprobación de la Ley de Memoria Histórica. Ahí es nada. Da igual que la mitad de las premisas sean falsas, nada se ha roto, y que la otra mitad estén refrendadas por la institución que representa, según la propia constitución, a la mayoría de los ciudadanos.

En política no sirve aquello de dos no discuten si uno no quiere, basta con que a una oposición derrotada parlamentaria y electoralmente, se le ocurra la idea y después se aplique en reiterarla en intervenciones parlamentarias y en discursos o mítines de autoconsumo. Estas últimas representaciones, en cualquier caso, son propias de casi todos los partidos políticos, más aún cuanto más grandes son.

Tampoco deja de ser, la idea, una estrategia electoral. Desde el Partido Popular se dibuja una España dividida cuando lo único que realmente sucede es que las leyes, en el Parlamento, se aprueban por una mayoría cualificada de diputados. El único enfrentamiento es entre los síes y los noes, ausencias y abstenciones. La lógica y ética democrática exigen después velar por el cumplimiento de las normas aprobadas y ejercer la crítica oportuna e inteligente, no incitar a la división. Otra cosa es que la derecha ideológica haya decidido que los ciudadanos a los que creen representar deben de vivir crispados aunque la crispación real se la pasen por el forro los millones que, aunque votan, pasan olímpicamente de la política; son, sin duda, la auténtica y única mayoría y , por ende, auténtico ejemplo de democracia.

Es en este contexto en el que comenzaron a suscitarse las primeras divisiones en torno a la Ley de Memoria Histórica, que si crispa, por lo general, es a todos aquellos que podían recordar la placidez del franquismo en silencio. Reconozcamos que dicha ley, tan democrática como cualquier otra, es aprobada por el Parlamento Español, allí donde reside la soberanía, etc., etc.

Así comienza de nuevo a hablarse de Franco y el franquismo y algunos como Pío Moa, en ejercicio de su derecho a la libertad de expresión reconocen abierta y públicamente que no condenan el franquismo.

Escribe Pío Moa en un artículo al respecto (1) “mis palabras fueron aplaudidas por los asistentes al acto” y añado que éste había sido organizado por las Nuevas Generaciones del Partido Popular, ahí es nada. Con éstas se las está viendo hoy Rajoy y con éstos pretende ganar las elecciones. Él sabrá dónde se ha metido, o le han metido.


(1) http://www.libertaddigital.es/bitacora/piomoa/comentarios.php?id=2652

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