sábado, 1 de diciembre de 2007

Políticos, algunos.

Partiendo del hecho de que no he compartido mesa de mus con ningún político profesional, entendiendo por tales a quienes cobran un sueldo por dedicarse a tan entregada profesión, me planteo asiduamente si la percepción que uno tiene de ellos responde a la verdad; porque de hecho sólo se llegan a conocer dos caras de cada cual (la de los propios y la de los ajenos) y hace ya mucho que aprendí que las opiniones es mejor tenerlas por uno mismo que dejar que otros te las fabriquen. Es más: enamorado de las primeras impresiones, a mi edad, he aprendido que éstas tampoco son de fiar, aunque sean propias.

Exceptuando un buen amigo concejal de un pueblo de esos de no más de dos mil habitantes, y al que de ningún modo considero político –y menos aún profesional (no cobra), salvo del compromiso, la honradez y la ética, como he dicho, no tengo la suerte de otros muchos que perteneciendo a los medios comparten mantel a la carta con diputados, senadores, alcaldes y demás.

Tampoco puedo afirmar que sea una suerte que ningún familiar o amigo se haya dedicado a tal fin, si quiera que no lo haya hecho yo mismo.

Lógica y realidad no son términos que casen con asiduidad, así no es de extrañar que la percepción general de la clase política no corresponda con la de partícipes de unos valores que debieran suponérseles por defecto, como los de mi amigo.

Recientemente, y dado que emplearme en este blog me ha aficionado a otros tantos de toda índole e ideología, he conocido varios que con mayor o menor asiduidad mantienen algunos diputados. Mi percepción es que pocos de ellos son actualizados por los propios dueños de sus argumentos; maliciosamente y con un guiño diré que posiblemente durante las sesiones del Congreso. Los más se limitan al copia-pega de la línea oficial, éstos seguro que desde la misma Cámara. Los hay también divertidos por variados y alejados de su quehacer diario.

Invito a quien tenga tiempo y curiosidad a navegar por la blogesfera política profesional y verá a lo que me refiero. También hará fantásticos descubrimientos y se dará cuenta de que hay quienes, desde su propio teclado, responden sus e-mails. En honor a la verdad diré que han sido una diputada y un diputado los que se molestaron y en ambos casos desde su plena sinceridad. Puede que al atender mis líneas pensaran que simplemente se trataba de cumplir con su trabajo, o no; pero reconoceré que sus palabras eran meditadas y sinceras, aceptando el tono de cercanía de las líneas con las que previamente me había dirigido a ellos. También críticas y autocríticas y así da gusto.

Ninguno de los dos tiene más de cuarenta años y pertenecen a partidos políticos distintos. ¿Esperanza de una clase política futura realmente lógica y lógicamente real?

Pero me temo que este post, también, tiene truco.

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