Sé que no es asunto de mi incumbencia pero no resisto la tentación de opinar. Añadiré la coletilla de que puedo hacerlo gracias a la constitucional libertad de expresión que tanto gusta a aquellos que sacralizan la ley por encima de las personas. Y es que ya se sabe que soy un firme defensor del individuo como primer eslabón político-social, muy por encima de los estados, cuyos máximos dirigentes prefieren por normal utilizar el segundón “ciudadanos” que a mi entender anula lo esencial: la libertad individual de cada ser humano. Así el tratamiento que se da a La Ley empieza a parecerse al concepto del pecado que destrozaba la libertad de la persona en períodos pasados que genéricamente denominaré inquisitoriales.
Pero ese sí es asunto de mí incumbencia (porque me afecta como persona humana que soy) y mi propósito, anuncié, es opinar sobre la crisis interna del PP, que no lo es; aunque tampoco habrá quedado mal la reflexión anterior a modo de relleno.
Y no es una burla; es que a mi humilde parecer estamos simple y llanamente asistiendo a una lucha de poder interna, más allá de candidatos al secretariado y presidenciables porque en política todo es factible, entre aquellos que sin duda alguna representan la antigua derecha española y un sector que poco a poco ha ido escalando en la dirección del PP: ahí está el, de momento, apoyo incondicional de los barones a un Rajoy que sin duda tiene intención de adaptar la ideología conservadora a las nuevas demandas sociales que desde la extrema derecha se niegan hasta el punto de ignorar su existencia: los nacionalismos “periféricos”, por ejemplo. O el concepto laico del Estado.
El Partido Popular debe variar el rumbo hacia una modernización de sus planteamientos históricos y evolucionar con la sociedad que si de alguna manera guía su sentir mayoritario es voto a voto. Desde la primera vez en 1977 ya hemos perdido la cuenta de las veces que los “ciudadanos” hemos sido llamados a las urnas por diferentes motivos; así hemos ido entregando el poder político a unos u otros que, escándalos personalísimos a parte, han ido legislando de la forma en que los votos les han ido permitiendo. Si la denominada derecha española cree de verdad en la democracia no puede hacer otra reflexión porque no vale que cuando uno gobierne se arrogue representar a la mayoría de los españoles y cuando lo hace el contrario este legisle en contra del sentir mayoritario. Y después de más de 30 años de votar y votar no se puede ignorar hacia donde han ido derivando los cambios de la sociedad española. La actual sociedad no sería la misma si durante este periodo los gobiernos hubieran sido mayoritariamente conservadores sencillamente porque así lo habría elegido la propia ciudadanía, insisto, voto a voto.
Así pues, más allá de si Rajoy es el candidato ideal, que a mi entender no lo es, estamos asistiendo a una lucha entre quienes insisten en mantenerse en sus inquebrantables e inflexibles planteamientos y en ellos a todo el partido, y quienes de verdad tienen interés en definitivamente variar el rumbo. Aunque lo cierto es que mi concepto ideal de la democracia actual, su sistema representativo y del papel de los políticos diste mucho del que reina, me atrevo a afirmar que una mayoría de los dirigentes que apuestan por estas nuevas vías lo hacen porque creen que es bueno para el partido y porque saben que es también bueno para España: creen en la democracia.
Rajoy ha prometido presentar “su” equipo, ese que ha ido formando durante estos últimos cuatro años mientras aceptaba a su pesar seguir los dictados de la vieja guardia convencido de que le conducirían a una nueva derrota no sólo a él, sino a los planteamientos ideológicos del sector más a la extrema derecha del partido. Bien es sabido que en las prisiones, la forma más segura de escapar es ganándose la confianza del carcelero. Para que no se me malinterprete matizó: no muy distintos caminos deben utilizar los ideales políticos para escapar del aprisionamiento que debe sentirse bajo el peso de otorga la historia, por propia definición, a las viejas ideologías.
Alzados al pedestal de los héroes por España más por los medios que por la sociedad (y no es ahora momento de hablar de éstos) cuando en realidad después de treinta años y una sola gran victoria no se debería de presumir tanto y menos después de algunas hirientes derrotas, Aznar, Mayor Oreja, San Gil, Aguirre, Vidals Cuadras y su séquito tertuliano, intentan a la desesperada y a golpe de efecto mediático suspender al alumno aventajado. Maquiavélicamente poco importa ofrecer espectáculos lamentables como la ínfima concentración ante su propia sede, muestra palpable de que el Partido ahora no es lo primero.
Y aunque no sea asunto de mi incumbencia, debe ser que éstos últimos cuentan sus apoyos como Telemadrid los números de asistentes a las manifestaciones que convocaron sin descanso la pasada legislatura. Y es posible porque de momento no tienen candidato, algo extraño cuanto se acerca la hora de su congreso, ese que ha de celebrarse con los estatutos formales de que ellos mismos dotaron al Partido.
Hasta hoy he tenido poca simpatía por los principios que ha ido defendiendo y practicando el Partido Popular pero también honradamente, les deseo lo mejor.
7 comentarios:
Todo parece tan fácil como que el Sr Rajoy está por el cambio, por adaptarse al presente, por modificar aquello por lo que pierde esos posibles votos que podría tener de no ser tan obtusos con ciertas cosas, y la rama más conservadora del partido no está por la labor.
Tendrán que llegar a acuerdos, tendrán que decidirse entre el Sr Rajoy y otra opción que se presente, o tendrán que dividir el partido en dos, uno más a la derecha que el otro.
Es bueno que discutan y replanteen.
Ellos verán...
Rajoy cometió el error de dejarse someter a los dictados de FJL, pensando que de esta manera conseguía aunar más apoyos, pero, lo único que hizo fue agrandar a la bestia...
Quizás se esten dando cuenta que en este pais repleto de pequeños burgueses en la moderación esta el ganar y gobernar.
El Canuit
http://canuit.wordpress.com
Tampoco es de mi incumbencia como les vaya o les deje de ir, pero yo lo tengo claro, al enemigo ni agua, su incapacidad de reordenarse de puerts para adentro es la mejor muestra de cómo lo hacen de puertas para afuera.
Por cierto, olvidaste las llaves de mi casa? Un beso
Gran entrada.
Eso último que has dicho, "les deseo lo mejor", es una de las cosas que nos diferencian de ellos.
Que lujo reencontrarte en mi blog, me alegro...un besazo
Amigo, vengo a dejarte un saludo. Vendré con calma a leerte.
Natacha
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